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miércoles, 5 de agosto de 2009

Condena el cine a mujeres muy bellas al soportarlas sólo por un tiempo: Almodóvar

Para el director español, la vida no es perfecta pero el cine te da la oportunidad de perfeccionarla.

Dpa
Publicado: 05/08/2009 14:52

Berlín. El cineasta español Pedro Almodóvar aseguró en una entrevista que publicará en su próxima edición el semanario alemán Die Zeit que el papel de Penélope Cruz en Los abrazos rotos es uno de los más tristes que ha escrito nunca y que durante el rodaje sintió una enorme compasión por esa mujer, "condenada" por su propia belleza.

"En muchas ocasiones tuve el deseo de salvarla" de lo que vive en la película, un drama duro con toques humorísticos y de cine negro que llega a los cines alemanes el jueves, dijo el director de Volver, Hable con ella y Todo sobre mi madre.

"Pero desde el momento en el que el argumento cobra forma sobre el papel, como guionista y director quedas al servicio de la historia", continuó.

"Lamentablemente, no puedo decir: vale, ahora Penélope se queda en coma, despierta en seis meses y es feliz", agregó en referencia a esa película, estrenada en España en marzo y protagonizada por Lluís Homar y Penélope Cruz.

"Cuando escribía (el guión) tuve varias veces la sensación de que esa mujer estaba condenada por el destino", enfatizó. "Simplemente, es demasiado guapa. Es como si la pantalla grande sólo pudiera soportar a las mujeres muy bellas por un tiempo determinado, como si las femmes fatales fueran castigadas sólo por su belleza".

Almodovar, que en Die Zeit recordó que en sus películas todo está "al servicio de los sentimientos", señaló que en su opinión la vida y el cine son lo mismo.

"El cine es una realidad fabricada, pero con el mismo valor", afirmó. "La diferencia es sólo que la vida no es perfecta y el cine te da la oportunidad de perfeccionarla".

"A mí me fascina el cine que construye una realidad sobre la pantalla, un mundo fabricado en el que se refleja la realidad. Ese arte inventado está en condiciones de evocar sentimientos que se convierten en realidad incluso cuando los colores son irreales, los diálogos son exagerados y el vestuario, extravagante", añadió.

Almodóvar señaló además que como director, uno tiene la oportunidad de hacer todo eso realidad y de convertirse con ello en "una especie de Dios".

"El cineasta tiene un enorme poder", dijo. "Su privilegio es poder decir: así pienso, así veo la vida", culminó.

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