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viernes, 3 de octubre de 2008

Fiebre de Heno or High Fever

Escribo esto, porque hay veces que en el programa de Tan Lejos y Tan Cerca Trasmitiendo desde Australia, que pasa todos los sábados en punto de las 7:00 am, la que escribe esto, yo mera Dayana, me quejo mucho sobre las gripas, ya que últimamente me enfermo mucho. Y para quitarle la duda también a nuestro radioescucha Desde Queretaro, el por que de mi enfermedad. Cabe señalar que la mayoría de las personas aquí en Australia padecen de esta Alergia, y no es broma, es la pura verdad. Espero y les sirva esta información.



¿Qué es?

Durante la primavera, el verano y el otoño el polen flota en el aire. Mediante la respiración, el polen penetra en las fosas nasales, provocando que las personas alérgicas fabriquen unos productos químicos denominados histaminas. Éstas causan estornudos, rinorrea, ojos enrojecidos y acuosos, picor, congestión o fiebre del heno. Esta última enfermedad, también denominada como rinitis alérgica estacional o polinosis, es una rinoconjuntivitis debida a la alergia al polen. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran los estornudos, sobre todo por las mañanas; prurito (picor) naso-ocular; goteo postnasal -que puede desencadenar tos seca- y obstrucción nasal, que si es severa puede producir cefaleas. Asimismo, también se pueden presentar cuadros de lagrimeo y fotofobia.

Antes extraña, ahora frecuente

La fiebre del heno, en sus inicios se consideró muy extraña. Actualmente, es el trastorno inmunológico más frecuente en el ser humano ya que alrededor de un 20 por ciento de la población presenta tests cutáneos positivos a los pólenes, cerca de un 10 por ciento tiene además síntomas clínicos y alrededor de un 5 por ciento recibe tratamiento. La polución puede contribuir al incremento de esta enfermedad ya que produce una inflamación de la mucosa nasal y facilita la absorción de los antígenos polínicos. Esto podría explicar por qué en el medio urbano la frecuencia de polinosis es el doble que en el medio rural a pesar de que en éste la exposición polínica es mucho mayor.

Otros datos

Quiénes la desarrollan Diagnóstico y tratamiento Generalmente, basta con informar al médico de cabecera sobre los síntomas que padece para que con un examen médico de la nariz, los oídos, la garganta y los pulmones le diagnostique la enfermedad. Asimismo, el tratamiento se basa en pastillas antihistamínicas, líquidos pulverizables para la nariz o gotas para los ojos. Sin embargo, si los síntomas no se pueden mantener bajo control con estas medidas, quizá sea necesario acudir a un especialista en alergias. El riesgo de desarrollar la fiebre del heno se debe a factores hereditarios y a la exposición a pólenes alergénicos. Esta enfermedad se suele desarrollar durante la infancia y la juventud. Sin embargo, no es extraño que se produzcan a otras edades debido al exceso de polución y polen en el ambiente.

Una vez que han aparecido los síntomas suelen persistir indefinidamente aunque la severidad de la enfermedad puede variar de un año a otro dependiendo de la cantidad de polen liberado y de la exposición del paciente a la estación polínica. A partir de la quinta y sexta década de la vida, los pacientes pueden experimentar una lenta remisión de los síntomas. Plantas y polen La fiebre del heno se produce por la exposición al polen del aire.

Sin embargo, no todas las plantas polinizan a través del aire y por lo tanto, no todas causan las alergias. Así las plantas que no polinizan gracias a los insectos, como las gramíneas, el olivo o la Parietaria judaica son las causantes de estas afecciones. De hecho, los pólenes de las gramíneas (hierbas) son la causa más importante de la fiebre del heno en España y en casi todo el mundo. En segundo lugar se encuentra el polen del olivo en las zonas del sur, centro y este de la península. Sin embargo, el polen de la Parietaria judaica se limita a la zona costera mediterránea.

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